Rodrigo Bizama
Director Liceo Bicentenario de Excelencia Industrial de Tomé
En un mundo cada vez más dinámico y demandante, la educación técnico-profesional (ETP) se erige como una herramienta clave para impulsar el desarrollo económico y social de cualquier país. Dentro de este contexto, el programa dual ha ganado protagonismo, ofreciendo una sinergia única entre el aprendizaje teórico en las aulas y la experiencia práctica en las empresas.
El concepto detrás de la formación dual es simple, pero poderoso: los estudiantes alternan su educación entre la institución educativa y el entorno laboral, permitiéndoles aplicar los conocimientos adquiridos de manera directa y adaptarse a las exigencias reales del mercado. Esto no solo mejora su empleabilidad, sino que también los prepara para enfrentar desafíos concretos, aportando con soluciones que nacen del equilibrio entre la teoría y la práctica.
La educación técnico-profesional se beneficia enormemente de este enfoque. Las especialidades como mecánica automotriz, construcciones metálicas o electricidad encuentran en el programa dual una forma eficaz de desarrollar competencias que van más allá de los libros. En un taller o en una planta industrial, los estudiantes se enfrentan a problemas complejos, donde la resolución requiere más que conocimientos; demanda adaptabilidad, creatividad y destrezas técnicas. Además, el programa dual fortalece habilidades blandas esenciales como el trabajo en equipo, la comunicación efectiva y la capacidad de adaptación en entornos reales, preparándolos para una colaboración eficiente en el ámbito laboral.
La importancia de la formación dual radica también en su capacidad para estrechar la brecha entre lo que se enseña en las aulas y lo que se necesita en el mercado laboral. Este modelo facilita que los jóvenes accedan a oportunidades reales, con una visión clara del campo profesional al que aspiran. Al mismo tiempo, las empresas obtienen el beneficio de colaborar en la formación de una nueva generación de trabajadores, permitiendo que estos se alineen con sus valores, cultura y necesidades productivas.
En países como Alemania o Suiza, el programa dual ha sido uno de los motores principales de su éxito industrial. En Chile, la adopción y fortalecimiento de este tipo de formación puede ser crucial para mejorar la competitividad, especialmente en sectores clave de la economía. En este sentido, la Corporación de Estudio ha asumido un rol de liderazgo, destacándose como pionera en la implementación del programa dual a nivel nacional, impactando positivamente en la calidad educativa de sus estudiantes y fomentando una fuerza laboral capacitada para los desafíos del futuro.
No solo se trata de formar técnicos y profesionales altamente calificados, sino de generar una fuerza laboral que contribuya activamente a la innovación y el crecimiento del país. El desafío está en seguir potenciando y expandiendo el programa dual a más áreas de la ETP, reforzando la colaboración entre instituciones educativas y empresas. Con esto, no solo se impulsa la formación de profesionales mejor preparados, sino que también se refuerza la idea de que la educación técnico-profesional es una vía válida y poderosa para el desarrollo personal y profesional de los jóvenes.