En medio de las fiestas de fin de año, elecciones y otras contingencias, poco se ha hablado ya en la hora de los balances de uno de los grandes hitos de 2021: un año que nos vio volver a reencontrarnos en colegios, liceos y escuelas, gracias al esfuerzo y dedicación de todos quienes integran sus comunidades escolares.

A veces la memoria nos falla o bien se empeña en tratar olvidar experiencias dolorosas, por lo que tal vez es necesario recordar que entre marzo de 2020 y mayo de 2021, los escolares de la Provincia de Concepción dejaron de asistir a clases presenciales.

En buen castellano, niños y jóvenes no fueron más al colegio durante, aproximadamente, 14 meses.

Seguramente, si en ese minuto alguien nos hubiese asegurado que íbamos a estar más de un año sin que ellos volvieran a las aulas, no lo podríamos imaginar o sencillamente muchos habrían pensado que se venía un colapso de proporciones para quienes se forman en el sistema escolar.

Transcurrido prácticamente todo 2020 y ya casi a mitad de 2021 sin clases presenciales, existía claridad y consenso respecto a las potenciales brechas pedagógicas y de socialización que podrían estar enfrentando alumnas y alumnos, junto con otros inconvenientes del diario vivir en el confinamiento de sus familias.

De hecho, en los liceos que administra la Corporación de Estudio de la Cámara de la Producción y del Comercio de Concepción, precisamente, consideramos que era fundamental durante los momentos más álgidos de la pandemia, el apoyo a distancia que podíamos brindar como institución para ayudar al día a día de nuestras familias, por supuesto además de abordar de manera innovadora el evidente factor crítico que implica la no presencialidad para los aprendizajes, la formación y el desarrollo social de los estudiantes.

Fue por aquello que, así como estoy seguro muchos establecimientos, nos preparamos con anticipación, seria y arduamente, para poder recibir a nuestros alumnos apenas la emergencia sanitaria nos lo permitiera.

Con gran orgullo podemos decir hoy que fuimos los primeros liceos del sistema público que regresaron a la presencialidad, desde el 10 de mayo, y que nos mantuvimos así hasta el final del calendario escolar, llegando a -aproximadamente- un 50% de asistencia en nuestros establecimientos y bordeando el 90% en el caso de las alumnas y los alumnos del programa de formación profesional dual en empresas.

Y aquí, sin duda, los mayores reconocimientos se los debemos a los profesores, pues fueron el pilar fundamental sobre el cual pudimos sustentar no solo el retorno a las clases presenciales, sino -muy especialmente- una labor monumental para continuar avanzando en los aprendizajes de nuestros estudiantes cuando ellos no tenían la posibilidad de venir a los liceos.

Sin duda, en un año que ya termina, es hora de escribir con mayúsculas lo que fue uno de los mayores hitos de 2021. Si no, habría que preguntarle a los miles de estudiantes que pudieron volver a clases qué fue lo más importante que les ocurrió este 2021, aunque creo no hace falta, ya que su respuesta casi se podría adivinar.